Crece voto de hombres afroestadounidenses para Donald Trump
Los comicios presidenciales de 2024 en Estados Unidos han desatado un interesante cambio en la dinámica electoral afroestadounidense, particularmente entre los hombres. Este sector ha sido un bastión casi impenetrable para el Partido Demócrata, pero una encuesta reciente del The New York Times revela que alrededor de 20% de los afroestadounidenses han decidido respaldar a Donald Trump, mientras que 70% aún se inclinan por Kamala Harris. Un 10% adicional permanecen indecisos o prefieren no responder.
Desde la perspectiva de todos los votantes afroestadounidenses, hombres y mujeres, de acuerdo con la misma encuesta, 78% piensan votar por Harris y 15% por Trump, y hay un 7% de indecisos. En 2016 el voto del sector a favor de Trump fue de 7% y en 2020 de 9%.
Quizás uno de los factores más complejos que ha surgido en esta elección es la resistencia que algunos hombres afroestadounidenses sienten hacia la idea de una mujer presidenta en la Unión Americana. Esta cuestión ha cobrado mayor relevancia con la candidatura de Harris. Un segmento de estos votantes ha expresado dudas sobre la capacidad de Harris para liderar la primera potencia mundial y todo lo que ese cargo conlleva, y estas percepciones se ven amplificadas por una cultura machista que aún está profundamente arraigada en algunos sectores.
El exmandatario Barack Obama, al percibir esta resistencia, dirigió un mensaje directo a estos votantes en un evento reciente, pidiendo a los hombres del sector que reevalúen sus prejuicios.
La resistencia continúa siendo un obstáculo, como lo demuestran los comentarios de algunos usuarios en redes sociales. Un votante afroestadounidense en Twitter escribió: “No es que no crea en Harris, pero simplemente no siento que esté lista para ser comandante en jefe”.
La percepción se ha extendido en el sentido de que el historial personal de Harris y su identidad con dos orígenes raciales: afroasiática, no reflejan necesariamente las realidades de muchos afroestadounidenses que han vivido el racismo de manera más directa y extensa. Un votante de Pennsylvania comentó en redes que “Harris no viene de donde venimos nosotros. Trump puede no ser perfecto, pero al menos es honesto sobre quién es”.
Harris ha sido consciente de las barreras de género que enfrenta, particularmente entre los votantes masculinos. En varios discursos ha abordado de manera directa el tema del liderazgo femenino y ha señalado la necesidad de superar los prejuicios que persisten.
Harris ha reafirmado su compromiso con la igualdad de género y ha subrayado que el liderazgo no debe medirse por estándares tradicionales de masculinidad. Ha hecho un esfuerzo consciente por atraer a los votantes afroestadounidenses masculinos en su totalidad, destacando su historial de lucha por la justicia racial y las reformas económicas que beneficiarían a las comunidades negras en los Estados Unidos. Sin embargo, el desafío sigue siendo atraer a aquellos que aún no están convencidos de su capacidad para liderar como la primera presidenta mujer.
Descontento económico
Entre los votantes afroestadounidenses que han decidido darle su apoyo a Trump predomina un sentimiento de frustración con el Partido Demócrata. Muchos consideran que las políticas de la administración Biden-Harris no han cumplido con las expectativas en cuanto a mejorar sus condiciones de vida, particularmente en términos económicos y de seguridad. Los votantes afroestadounidenses de clase trabajadora han sido muy críticos al expresar su insatisfacción con la falta de más empleos de calidad y con el aumento de la delincuencia en sus comunidades.
DeShawn Miller, un trabajador del sector en Atlanta que ha cambiado su apoyo a Trump, recienmente expresó en redes que “he votado por los demócratas toda mi vida, pero mi situación no ha mejorado. Trump puede ser rudo, pero al menos con él vi un poco más de dinero en mi bolsillo”. Esta opinión es compartida por un número creciente de afroestadounidenses que, aunque no están alineados completamente con la ideología de Trump, ven en sus políticas económicas una oportunidad para mejorar su situación personal.
Otra de las razones que ha llevado a algunos hombres afroestadounidenses a optar por Trump, de acuerdo con analistas consultados, es su estilo de liderazgo disruptivo y contrario al sistema.
“Donald Trump ha mostrado siempre una manera de gobernar muy contraria a la lógica política”, dice el politólogo Pablo Salas en Florida a EL UNIVERSAL.
El analista Hernán Molina señaló a este diario desde California que “Donald Trump va como llevando la contra siempre; nos tiene acostumbrados a sus mentiras, a su retórica de allanamiento político; siempre contrario a lo que debería ser”.
Para estos nuevos seguidores, Trump representa una alternativa radical a la política convencional, a la que culpan por no abordar adecuadamente las necesidades de las comunidades negras. “Trump no se anda con rodeos”, señaló un afroestadounidense en Detroit en una entrevista para un foro comunitario. “Los políticos de siempre sólo hablan, pero no hacen nada. Trump es diferente, nos guste o no”.
Este sector del electorado se siente atraído por la retórica de Trump sobre el orden y la seguridad, especialmente en un contexto donde la violencia y la delincuencia son problemáticas constantes en las grandes ciudades. A pesar de los controvertidos antecedentes de Trump en temas raciales, estos votantes priorizan su percepción de que Trump está dispuesto a “tomar decisiones difíciles” para mejorar la seguridad y la estabilidad económica.
El 10% de los hombres afroestadounidenses que permanecen indecisos o que no han expresado claramente su preferencia son cruciales para el resultado final de la elección. La apatía, el escepticismo y la incertidumbre sobre las políticas tanto de Harris como de Trump han dejado a este grupo en un limbo político. Como lo expresó un afroamericano de Philadelphia: “No estoy seguro de que ninguno de los dos esté realmente preocupado por lo que necesitamos. Así que tal vez simplemente no vote”. El Partido Demócrata, y en particular Harris, se enfrentan a un gran reto: reconectar con un electorado que, aunque sigue siendo mayoritariamente demócrata, está mostrando signos de fragmentación, lo que en el peor de los escenarios podría inclinar la balanza hacia los republicanos.