El 5 de noviembre de 2024, los estadounidenses votarán para elegir a su próximo presidente. Kamala Harris, actual vicepresidenta, asumió la candidatura del Partido Demócrata luego de que Joe Biden, quien había iniciado su campaña de reelección, decidiera retirarse en julio de 2024. Harris se enfrenta al expresidente Donald Trump, quien busca regresar a la Casa Blanca tras su derrota en 2020.
Las elecciones de 2024 son cruciales tanto para Estados Unidos como para el mundo. Harris ha propuesto continuar con muchas de las políticas de Biden, como el apoyo a los derechos reproductivos y la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, también ha introducido ideas económicas más “populistas”, como limitar los precios de alimentos y medicinas, así como ampliar el crédito fiscal por hijos.
Por su parte, Trump sigue centrado en la seguridad fronteriza y la inmigración. Promete continuar con la construcción del muro fronterizo y endurecer las políticas migratorias. Estas posiciones siguen atrayendo a su base más conservadora, mientras que sus múltiples desafíos legales complican su campaña.
El impacto de estas elecciones no solo será local, sino global. En América Latina, las políticas migratorias y comerciales de EE. UU. afectan directamente a varios países, especialmente México y Centroamérica. Además, la relación de Estados Unidos con sus aliados internacionales, como en el conflicto de Ucrania, también dependerá del resultado electoral.
Estas elecciones reflejan un país profundamente dividido, y el futuro de temas clave como la economía, el cambio climático y la inmigración dependerá de quién llegue a la presidencia en 2024.
Verónica Moya
