Trump propone deportar a ciudadanos nacidos en EE.UU. mientras elogia nuevo centro migratorio en Florida

En su estilo provocador habitual, Donald Trump volvió a agitar el debate migratorio al declarar este martes que “muchos de ellos nacieron en nuestro país (…) también deberíamos echarlos de aquí”, en alusión a personas con ciudadanía estadounidense, pero con antecedentes delictivos. La frase, lanzada como posible “próxima tarea” para su administración, encendió alarmas sobre un posible intento de reinterpretar la ciudadanía por nacimiento consagrada en la 14.ª Enmienda de la Constitución.
Las declaraciones se dieron en el marco de la inauguración oficial del nuevo centro de detención de migrantes en los Everglades, al sur de Florida. Bautizado extraoficialmente como Alligator Alcatraz, por su aislamiento natural y la presencia de caimanes en los pantanos circundantes, el complejo fue presentado como un ejemplo de eficiencia y seguridad.
“Tienen muchos guardaespaldas y muchos policías en forma de caimanes. No hay que pagarles mucho”, bromeó el mandatario frente a la prensa, provocando una mezcla de risas nerviosas y silencios incómodos. El centro tiene capacidad para 500 detenidos, aunque según ICE podría ampliarse a 3,000, con instalaciones descritas como “carpas blancas climatizadas con hileras de literas”.
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Trump, acompañado por el gobernador Ron DeSantis, preguntó públicamente sobre la posibilidad de ampliar el sitio, a lo que el dirigente estatal respondió que “es muy posible que (lo) haya”, dejando entrever que el modelo podría replicarse en otras zonas del país.
Reacciones y controversia
La sugerencia de deportar a ciudadanos nacidos en EE.UU. ha sido calificada por expertos constitucionalistas como inviable e inconstitucional. Grupos defensores de derechos humanos señalaron que la declaración abre un precedente peligroso sobre la interpretación del derecho a la nacionalidad y representa una escalada preocupante en la retórica antiinmigrante.
El centro migratorio Alligator Alcatraz ya ha generado críticas por parte de organizaciones como la ACLU y Human Rights Watch, que cuestionan las condiciones de detención y la legalidad de construir centros en zonas protegidas ambientalmente. Sin embargo, Trump insiste en que este modelo ofrece una solución pragmática y de bajo costo, afirmando que “podría ser tan bueno como el verdadero Alcatraz”.