
La árbitra mexicana se convierte en la primera mujer en dirigir un partido del torneo masculino de Concacaf, acompañada por una tripleta nacional que marcó un hito para el arbitraje femenil.
Histórica participación en El Salvador vs Curazao
Katia Itzel García volvió a escribir su nombre en la historia del futbol internacional. Este martes, se convirtió en la primera mujer mexicana en arbitrar un partido de la Copa Oro varonil, al estar al frente del duelo entre El Salvador y Curazao.
Originaria de la Ciudad de México, Katia Itzel ha acumulado logros relevantes en el arbitraje tanto en la Liga MX como en torneos internacionales. Con este debut en la Copa Oro masculina, reafirma su lugar como una de las referentes del arbitraje femenil mexicano.

Tripleta mexicana en la cancha
Katia Itzel no estuvo sola. En este importante partido fue acompañada por sus compatriotas Sandra Ramírez y Karen Díaz como asistentes, mientras que la estadounidense Ekaterina Koroleva fungió como cuarta árbitra.
El encuentro terminó sin goles, pero sí con cuatro tarjetas amarillas. Por Curazao fueron amonestados Leandro Bacuna y Juninho Bacuna, mientras que por El Salvador los sancionados fueron Melvin Cartagena y Brayan Gil Hurtado.
Un recorrido lleno de logros
Este partido en la Copa Oro se suma a una serie de hitos alcanzados por Katia Itzel García. En 2024, formó parte del equipo arbitral en los Juegos Olímpicos de París tanto en la rama femenil como varonil. En el caso de la varonil, estuvo a cargo del juego entre Francia y Zambia en fase de grupos, también acompañada por Sandra Ramírez y Karen Díaz.
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Con estos logros, Katia Itzel sigue demostrando que el talento y la preparación no tienen género, y que las mujeres mexicanas tienen un papel protagónico en la evolución del futbol mundial.
Este avance representa no solo un logro individual para Katia Itzel, sino también un paso significativo para la inclusión y equidad de género en el deporte profesional. Su presencia en el terreno de juego envía un poderoso mensaje a las nuevas generaciones de mujeres interesadas en el arbitraje, demostrando que con preparación, disciplina y pasión, es posible alcanzar espacios que durante décadas estuvieron reservados exclusivamente a los hombres.