Monterrey empata 1-1 con el Inter de Milán en su debut en el Mundial de Clubes 2025

El Rose Bowl fue testigo de una noche que quedará grabada en la memoria de los aficionados de Monterrey. Los Rayados debutaron en el Mundial de Clubes de la FIFA 2025 enfrentando nada menos que al Inter de Milán, subcampeón de Italia y de Europa. Con el nerviosismo natural de una primera vez y el estreno del técnico Domènec Torrent, el equipo regio se plantó con personalidad ante un gigante continental. El resultado final, 1-1, dejó sensaciones positivas para los mexicanos.
Desde el arranque, Rayados mostró valentía. Salió a presionar arriba y a incomodar la salida del conjunto nerazzurro. En los primeros minutos, el Inter lucía incómodo, incluso confundido ante la intensidad regiomontana. Sin embargo, la experiencia europea fue equilibrando la balanza conforme avanzaban los minutos.
El gol que desató la euforia llegó al minuto 25. En un tiro de esquina, el veterano Sergio Ramos se elevó entre defensas italianos y con un cabezazo impecable venció al arquero suizo Yann Sommer. El grito de gol retumbó en las gradas repletas de seguidores mexicanos. Pero el festejo duró poco.
El Inter reaccionó con determinación. Lautaro Martínez, siempre incisivo, empató al minuto 42 tras un descuido en un balón parado. El delantero argentino solo tuvo que empujarla para firmar el 1-1. Pese al golpe anímico, Rayados se fue al descanso con la cabeza en alto.
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En la segunda mitad, el conjunto italiano asumió el rol protagónico. Domènec Torrent apostó por el orden y la resistencia. El Inter tocaba, abría el campo y buscaba con intensidad, pero el muro defensivo mexicano, con Ramos como bastión, resistía cada embate. Incluso hubo sustos, como un gol anulado a Lautaro por fuera de lugar y un disparo de Canales que estrelló el poste.
A medida que el cronómetro avanzaba, la tensión crecía. Monterrey, agotado pero con garra, se atrincheró. El técnico catalán gesticulaba desde la banda buscando aire para sus jugadores. En tiempo añadido, Nelson Deossa tuvo el gol del triunfo, pero su disparo se fue apenas desviado.
El pitazo final desató los aplausos. En la cancha, los jugadores se abrazaban como si hubieran ganado. En las gradas, la afición cantaba con orgullo. Monterrey había debutado ante uno de los equipos más poderosos del mundo y no se achicó.
Ahora, Rayados deberá pensar en el siguiente duelo del Grupo E, con el impulso de haber plantado cara al Inter y soñar con avanzar. Porque cuando se juega con coraje y cabeza, hasta un empate puede ser el inicio de una gran historia.