Chevy en México: ¿Como un compacto conquistó las calles nacionales?
De importación a ícono urbano: la historia del Chevrolet Chevy y su impacto en la movilidad

Cuando General Motors introdujo el Chevy en 1994, tomó prestado el diseño del Opel Corsa B europeo, pero pronto se transformó en un fenómeno automotriz local. Durante sus primeros dos años, más de 23 000 unidades alcanzaron las manos de compradores mexicanos, una cifra modesta que marcó el inicio de una verdadera revolución en el segmento de autos compactos.
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El éxito del Chevy se basó en una fórmula sencilla: colores llamativos, carrocerías versátiles (hatchback de 3 y 5 puertas), versiones como Joy y Swing, y un eslogan juvenil: “Buena onda, Chevy”, que caló hondo entre los jóvenes . En 1995 comenzó su producción nacional en Ramos Arizpe, Coahuila, y pronto se añadieron al catálogo versiones sedán, pick‑up y vagoneta, ampliando su atractivo.
Atractivo, confiable y accesible, el Chevy ofrecía aire acondicionado, dirección hidráulica y motor 1.6 L con transmisión manual, todo por un precio competitivo entre 130,000 y 180,000 pesos. Su eficiencia de combustible y bajo costo de mantenimiento consolidaron su popularidad.
Para 2012, se habían ensamblado en México más de un millón de unidades. GM suspendió su fabricación para dar paso a nuevos modelos como Matiz, Spark y Aveo, pero lanzó una edición final especial en honor a su legado.