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La Franja de Gaza

Para entender el conflicto en Gaza, es necesario remontarnos a 1947, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU), mediante la Resolución 181, decidió dividir el territorio de Medio Oriente entre el pueblo palestino y el nuevo Estado de Israel.

Un año después, Israel declaró su independencia, lo que generó fuertes tensiones en la región, al grado de que Egipto y Jordania invadieron el naciente Estado israelí. Este conflicto concluyó ese mismo año, con Israel expulsando a miles de palestinos hacia territorios fronterizos controlados por Egipto y Jordania.

En 1967, Israel lanzó una ofensiva contra estos territorios, lo que le permitió anexar importantes zonas tanto de Egipto como de Jordania. Como resultado, muchos palestinos fueron acorralados en lo que hoy conocemos como la Franja de Gaza: un territorio de 364 kilómetros cuadrados ubicado entre Egipto e Israel, con salida al mar Mediterráneo.

Actualmente, la Franja de Gaza está gobernada por Hamás, un grupo político considerado como organización terrorista por la Unión Europea, Estados Unidos, Israel y la OEA. Sin embargo, países como China y Rusia lo reconocen como un movimiento de resistencia política.

Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han acusado a Hamás de cometer crímenes internacionales.

Desde 2006, cuando Hamás asumió el control político de Gaza, ha lanzado ataques con misiles de corto alcance contra Israel. En respuesta, Israel ha implementado un sistema de defensa antimisiles conocido como Iron Dome, diseñado para interceptar dichos proyectiles antes de que impacten en su territorio.

El 7 de octubre de 2023, mientras Israel celebraba el Simjat Torá, Hamás lanzó un ataque desde la Franja de Gaza, tomando 251 rehenes y provocando más de 600 muertes, tanto de civiles como de militares. Veinte días después, Israel respondió con una intensa ofensiva aérea y terrestre sobre la Franja. Estados Unidos no tardó en posicionarse del lado israelí; el presidente Joe Biden envió dos flotas de portaaviones a las costas de Israel y Gaza.

A casi dos años del inicio de esta guerra, es evidente que Israel está cometiendo posibles crímenes de guerra y de lesa humanidad, debido a ataques indiscriminados contra la población civil palestina, grupos humanitarios y delegaciones de la ONU. Además, ha bloqueado el acceso de ayuda humanitaria a Gaza. Esta situación ha sido tan grave que la Corte Penal Internacional ha emitido una orden de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos, prometió en campaña poner fin al conflicto, aunque su apoyo a Netanyahu ha sido claro. Lo ha invitado a la Casa Blanca y ha elogiado públicamente su estrategia militar. Además, ha condenado las protestas a favor de Palestina y Gaza, llegando incluso a amenazar a la Universidad de Harvard con retirar las visas de estudiantes si no se entregan vídeos y nombres de quienes han participado en dichas manifestaciones.

Por su parte, China también ha intervenido, lanzando desde aviones militares ayuda humanitaria para Gaza, desafiando abiertamente a Israel y Estados Unidos. Mientras el conflicto sigue sin visos de solución, Trump ha mostrado interés en los recursos naturales de Gaza, especialmente el gas presente en su subsuelo.

Entonces, vale la pena preguntarnos: ¿realmente les interesa el bienestar de Israel y Palestina o todo gira en torno a los recursos?

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