
El Cruz Azul por fin rompió el maleficio. Después de años de dolor y finales perdidas ante su acérrimo rival, La Máquina escribió una de las páginas más gloriosas en su reciente historia, al eliminar al América en el Clásico Joven número 200 y llegar a las semifinales en la Concacaf Champions Cup 2025.
Ángel Sepúlveda fue eso, el ángel celeste. El delantero firmó los dos goles en la dulce victoria cementera (2-1 global).
Vicente Sánchez, vestido de negro, miraba el reloj, caminaba por la zona técnica con nerviosismo. Sabía que era su noche, la noche celeste. Al sonar el silbatazo final, corrió hacia sus jugadores, los abrazó y festejó con todo.
No fue un triunfo brillante, no fue un futbol de ensueño… Pero fue exactamente lo que necesitaba el Cruz Azul: Carácter, orden y una dosis de contundencia para consumar la revancha.