Opinión

El día en que el mundo se detuvo

Columna: Aguas Internacionales

POR JOSÉ MIGUEL MARTÍNEZ
x:@miguelmtz1904

El 11 de marzo de 2020, el Secretario General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente la pandemia por Covid-19. Por primera vez en la historia de la OMS se declaraba una situación de tal gravedad. Hasta donde se sabía, el virus venía de una ciudad China llamada Wuhan, donde se dio el primer caso el 31 de diciembre de 2019. El Covid-19 se transmitía de manera aérea, por lo que resultaba sumamente contagioso. Así, de China rápidamente se esparció a Europa, y de Europa a América Latina. Los países empezaron a evacuar a su personal diplomático y conciudadanos de China el 22 de febrero de 2020, además de restringir la entrada a ciudadanos de otras nacionalidades, con el temor de que fueran portadores del virus.

El 4 de marzo de 2020, Italia anunció el cierre de todas sus escuelas y universidades, así como la cancelación de todos los eventos deportivos. Para el 9 de marzo, España e Italia ya estaban en confinamiento, medida que no permite a la población salir de sus casas.

El 23 de marzo, México comenzó el programa “Jornada Nacional de Sana Distancia”, el cual consistía en el confinamiento voluntario de la población, así como el distanciamiento de 1.5 metros entre una persona y otra, medida que aún podemos encontrar pintada en el suelo de algunos lugares. Tan sólo un día después se cancelaron los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Para el 25 de marzo del mismo año, la población de toda Europa, Asia, Estados Unidos y la mayoría de América Latina, estaba ya en confinamiento. El mundo se detuvo; las plazas públicas, carreteras, museos, escuelas, centros comerciales, aeropuertos… todo estaba vacío, pues las personas se recluían en sus casas. Los animales, al no escuchar tanto ruido ni ver tanto movimiento, empezaron poco a poco a adentrarse en las ciudades en busca de comida.

El confinamiento duraría más de un año, los estados empezarían a enfrentar una encrucijada, pues si seguían a su población confinada, la economía se vendría abajo en poco tiempo. Por ello, aunado a los 4.9 millones de vidas perdidas en el mundo a causa del virus, los esfuerzos por desarrollar una vacuna fueron prioritarios.

Sin embargo, desarrollarla fue un reto monumental, debido a la presión que existía y a lo poco que se conocía del virus. Asimismo, la arena internacional parecía haber traído de vuelta la competencia que caracterizó a la Guerra Fría. Múltiples países invirtieron miles de millones de dólares en la investigación científica, buscando desarrollar una vacuna por el bien de la humanidad, por un lado, y por prestigio geopolítico por el otro.

La primera en salir fue la vacuna rusa “Sputnik V”. El nombre, por supuesto, es una clara burla que restregó a los estadounidenses la victoria rusa, tal como en la carrera espacial tras el posicionamiento del primer satélite en órbita, el Sputnik I). A dicha vacuna le siguió la AstraZeneca, de Inglaterra; después se posicionó China, con Sinovac; y por último Estados Unidos, con Pfizer.

Para principios del 2022, la mayoría de los países ya habían levantado su confinamiento y sólo mantenían restricciones de viaje. La población global ya estaba empezando a ser vacunada. Por desgracia, a los pocos meses surgió una nueva variante del virus, “Ómicron”, que resultó muchísimo más contagiosa, pero menos mortal, por lo que sólo fue necesario mantener cuarentena. Poco a poco los casos fueron disminuyendo y para el 5 de mayo del 2023, por fin se declaró el fin de la pandemia.

En el recuento de daños a nivel global hubo más de 760 millones de contagiados y alrededor de 15 millones de fallecidos, según datos de la OMS. No obstante, muchos expertos, como se mostró en varios artículos de la BBC, afirman que este número puede ser mucho más grande.

Lo que sí podemos decir con certeza es que todos los mecanismos nacionales e internacionales para detener este tipo de enfermedades, fallaron; era impensable parar el mundo por un día y se tuvo que parar por más de un año. Sobre todo, queda claro que el mundo fue otro después de la emergencia sanitaria por Covid-19.

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