Gastronomía

Salsa Macha, según Taste Atlas entre los 3 mejores manjares del mundo hechos con cacahuate.

La salsa macha es una salsa tradicional originaria de Orizaba, Veracruz.

Aunque existen muchas variantes, esta salsa picante suele prepararse con chiles, aceite, cacahuates, ajo, ajonjolí y sal. Los cacahuates, los chiles, el ajo y el ajonjolí se doran en aceite, se enfrían, se mezclan con más aceite y se licúan hasta obtener una consistencia semigruesa.

La salsa se sazona con sal al gusto y se sirve como condimento para platillos mexicanos como tortas, enchiladas, tacos o burritos.

El origen de la salsa macha se encuentra en Orizaba, una ciudad de Veracruz, donde los indígenas totonacas trituraban chiles secos, semillas de sésamo y sal para crear una pasta picante sin aceite. Sin embargo, esta salsa tiene presencia en distintas regiones de México con variaciones propias. En Oaxaca, por ejemplo, se le añaden chapulines tostados para aportar textura crujiente. Mientras tanto, en Colima, según Cocineros sin Fronteras, es conocida como salsa de chile de árbol debido al pequeño chile rojo que le otorga un picor intenso y suele acompañar el tradicional pozole blanco de la zona. Su inconfundible sabor ha trascendido fronteras, tanto así qué el New York Times llamó a la salsa macha el MVP de los condimentos en 2020,

Taste Atlas, lo catalogó cómo la 3er complemento o comida preparada con cacahuates o semillas más exquisito del mundo, sólo detrás del Pad Thai de Tailandia y el Satay de Indonesia. Platillos internacionalmente famosos, la Salsa Macha no tiene nada qué desearles.

Te enseñamos a preparar este condimento tan delicioso:

Tiempo de preparación: 10 minutos
Tiempo de cocción: 5 minutos
Porciones: 5

Ingredientes:

  • ¾ de taza de aceite vegetal
  • 3 dientes de ajo
  • Chile de árbol (cantidad al gusto, debe predominar cómo ingrediente principal)
  • ½ taza de cacahuates
  • 2 cucharadas de ajonjolí
  • Chile mulato (cantidad al gusto)
  • Sal al gusto
  • Panela rallada al gusto

Preparación:

Añade sal al gusto y un toque de panela rallada.

Dora los ajos y los chiles con cuidado de no quemarlos, ya que esto podría darle un sabor amargo a la salsa.

Tuesta las semillas y, en una licuadora, procesa los ajos, los chiles y el aceite en el que se frieron, junto con una parte de las semillas.

Coloca el resto de las semillas en un recipiente, vierte la salsa sobre ellas y mezcla bien.

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