La Cultura del Asociacionismo y su Impacto en la Industria de Reuniones
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Por: Eduardo Chaillo, CMP, CMM, CITE, CASE
El asociacionismo es un fenómeno global que varía significativamente según la región. En Norteamérica
y Europa, la cultura del asociacionismo es muy sólida, con voluntarios que respetan la misión y
continuidad de las organizaciones. Estas asociaciones empoderan a su equipo de trabajo, que es el
encargado de ejecutar los mandatos de la junta directiva, asegurando estabilidad y continuidad en los
planes estratégicos. La existencia de un staff profesional permite que las asociaciones sean sostenibles a
largo plazo y no dependan exclusivamente de liderazgos individuales.
En contraste, el asociacionismo en Latinoamérica enfrenta desafíos significativos. Uno de los principales
es el marcado presidencialismo dentro de las asociaciones, donde los líderes voluntarios buscan imprimir
su sello personal en cada gestión, sin dar continuidad a los esfuerzos previos. Esto se agrava por la falta
de un cuerpo directivo profesional, bien valorado y remunerado que garantice estabilidad y continuidad
en la ejecución de estrategias.
En muchos casos, los líderes voluntarios se perpetúan en sus cargos, dificultando la renovación de ideas
y la democratización de la gestión. Cuando no hay espacios abiertos para la competencia interna, surgen
asociaciones paralelas que fragmentan el sector y diluyen su relevancia ante actores externos. Este
fenómeno de divisionismo basado en egos reduce la capacidad de incidencia de la industria en la toma
de decisiones y su representación ante organismos gubernamentales y privados.
Asociaciones y su Rol en la Profesionalización
En el ecosistema de la industria de reuniones, la cultura del asociacionismo ha sido históricamente una
pieza clave para la consolidación, evolución y profesionalización del sector. Las asociaciones, lejos de ser
simples agrupaciones de individuos con intereses comunes, representan un pilar fundamental para la
generación de conocimiento, la defensa de intereses, el establecimiento de estándares y la creación de
oportunidades de negocio en el ámbito global.
Las asociaciones profesionales han sido fundamentales en el desarrollo de certificaciones y programas de
formación que han elevado la calidad y competitividad del sector. Entidades como PCMA, ICCA, DI, SITE,
MPI y IAEE han marcado la pauta en la profesionalización del gremio, proporcionando herramientas,
estudios y plataformas que permiten a sus miembros estar a la vanguardia de las tendencias y desafíos
del sector.
En América Latina, el crecimiento de asociaciones locales ha contribuido al fortalecimiento de la industria
en mercados emergentes, generando una identidad propia (como COCAL) y fomentando la colaboración
entre actores públicos y privados. En México, por ejemplo, COMIR ha sido un actor clave en la
interlocución con el gobierno y la generación de estrategias que potencian el valor de las reuniones como
motor de desarrollo económico.
Un Modelo de Colaboración y Representación
Más allá de la formación y la representación, las asociaciones han jugado un papel esencial en la defensa
de los intereses del sector, particularmente en tiempos de crisis. Durante la pandemia, muchas
organizaciones se convirtieron en la voz de la industria ante gobiernos y organismos internacionales,
logrando posicionar la importancia de los eventos como catalizadores de desarrollo económico y social.
Como contraargumento, en ocasiones se cuestiona la cantidad de asociaciones dentro de la industria de
reuniones, señalando cierta duplicidad. Es importante reconocer que esta crítica tiene fundamento en
algunos casos, ya que la fragmentación puede debilitar la representación y negociación del sector. No
obstante, la existencia de múltiples asociaciones también responde a la profunda especialización que
requiere una profesión tan versátil y con impacto transversal en todos los sectores económicos y
científicos. Cada segmento dentro de la industria necesita enfoques específicos, lo que ha llevado a la
creación de asociaciones especializadas que atienden necesidades particulares y permiten el desarrollo
profesional en distintas áreas.
La Necesidad de una Cultura de Participación
Sin embargo, el éxito del asociacionismo radica en la activa participación de sus miembros. Muchas veces,
los profesionales del sector ven en las asociaciones únicamente un espacio de networking o acceso a
eventos, sin involucrarse en su dirección estratégica o en la construcción de propuestas que aporten valor
al conjunto de la comunidad. Es fundamental que los actores de la industria entiendan que el éxito de
una asociación depende del compromiso de sus miembros para impulsar iniciativas, contribuir con
conocimiento y generar un impacto real en la industria.
En un mundo donde la colaboración y la representación colectiva son más necesarias que nunca,
fortalecer la cultura del asociacionismo en la industria de reuniones es una inversión en el futuro del
sector. Las asociaciones seguirán siendo un motor clave para la evolución de la industria, pero solo si los
profesionales asumen un rol activo en su desarrollo y crecimiento.
En América Latina, urge avanzar hacia modelos más profesionales, donde la continuidad estratégica no
dependa de liderazgos personales o de pequeños grupos de poder, sino de estructuras bien definidas y
equipos de trabajo capacitados. Solo así se podrá consolidar un asociacionismo fuerte, capaz de incidir en
el desarrollo de la industria y de posicionarla como un motor de cambio económico y social. El
asociacionismo no es solo pertenecer, es construir juntos el futuro de las reuniones.