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Convento de San Bernardino, tesoro vallisoletano

La iglesia y convento de San Bernardino de Siena, ubicados en el municipio de Valladolid, guardan una historia que forma parte de los cimientos de la Sultana del Oriente, donde el pasado sumerge y el presente lo adopta. El lugar, ubicado en el barrio de Sisal, se erige como un testigo silente de la historia colonial de la región, un espacio que no solo guarda el eco de los rezos de los frailes franciscanos, sino que también preserva la memoria de un pasado marcado por la evangelización y el mestizaje cultural. En el corazón del Valladolid contemporáneo, este convento sigue siendo un punto de referencia y un símbolo de la espiritualidad y la arquitectura de la época.

El guía certificado del convento, Julio Martínez, relató que fue fundado en 1545 por los frailes franciscanos como parte de la expansión de la evangelización en la península de Yucatán. En aquella época, la región era un crisol de tradiciones indígenas, cultura maya y la imposición de las nuevas creencias traídas por los colonizadores. Dentro de sus muros, además de la iglesia, el convento cuenta con un claustro, patios amplios y salas de oración que, aún hoy, parecen susurrar las voces del pasado. La iglesia es de una sobriedad que refleja el espíritu de la orden franciscana, sin muchos adornos, pero con una belleza que proviene de la simplicidad y la pureza de las líneas.

Una de las características más emblemáticas del convento es su espléndido atrio, que se extiende como una alfombra de piedra que parece envolver a los visitantes en una atmósfera de calma. “La relación del convento con la ciudad de Valladolid es profunda. En sus cercanías, se ha tejido una narrativa popular en torno a las leyendas de fantasmas y eventos misteriosos que, de acuerdo con algunos, aún persisten en las noches tranquilas”, compartió el también historiador.

En cuanto a la historia concreta del convento, dijo, que este pasó por diversos altibajos. A lo largo de los siglos, el edificio fue objeto de reformas, pero también de abandonos y daños causados por la Revolución Mexicana y el paso del tiempo. Hoy, el Convento de San Bernardino es un punto de convergencia entre el pasado colonial y el presente vibrante de Valladolid. Es un sitio visitado tanto por turistas como por locales, quienes, al caminar por sus pasillos, se sienten transportados a una época donde la fe y la cultura se entrelazaban de manera profunda.

A lo largo de sus pasillos y patios se condensan siglos de historia, de contacto entre culturas, de oraciones fervientes y de una huella indeleble que perdura en la memoria colectiva de la Sultana de Oriente. En cada piedra, en cada rincón se siente la presencia de aquellos que, desde su fundación, han dado vida a este espacio sagrado. Visitar el convento es, sin duda, un viaje al pasado, un encuentro con la historia misma de Yucatán.

Iridiany Eunice Martín Luna

Iridiany Eunice Martín Luna, Licenciada en Ciencias de la Comunicación, ingresó al periodismo formal en 2023, con colaboración en proyectos de periodismo web desde 2022.

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