Trump, ¿un peligro?
Desde ayer, 20 de enero, Estados Unidos entró en una nueva era de la mano de Donald Trump, quien se plantea cambiar el panorama internacional de manera radical. Codo a codo con Elon Musk, el nuevo presidente de EUA pretende posicionar nuevamente a su país como el centro del mundo, buscando compensar la pérdida de poder internacional que ha enfrentado nuestro vecino del Norte en los últimos años.
Para reposicionar a Estados Unidos en la cima de la arena internacional, el nuevo gobierno planea tomar medidas radicales, incluyendo continuar con la agenda anti-inmigrante que venía impulsando desde el 2017. De ejecutar lo planeado, este período continuarán las deportaciones masivas a la frontera con México.
Otra de sus polémicas propuestas es declarar a los grupos narcotraficantes mexicanos como grupos terroristas. De esta forma, tendría una buena razón para presionar al gobierno mexicano respecto al control del fentanilo y de la violencia interna.
Por supuesto, la agenda intervencionista de Trump no acaba en México pues, según sus declaraciones, también buscará adueñarse tanto del Canal de Panamá como de Groenlandia. Todo esto con el fin de adjudicar a los Estados Unidos el título de “potencia hegemónica”, es decir, el país que tiene el mayor poder, incluyendo el de controlar a otros países en el mundo.
Para Europa el panorama no pinta muy bien, pues Trump ha dicho que retirará todo el apoyo a la OTAN si el resto de países miembros no empiezan a aportar en la misma medida que Estados Unidos. De suceder, esto tendría efectos importantes en la guerra Rusia-Ucrania, pues gran parte de los recursos que se destinan a Ucrania, vienen precisamente de los fondos de la OTAN. A esto, sumemos que Europa no vive su mejor época política o económica, una fórmula perfecta para el desastre si se suma la presión estadounidense.
En respuesta al encabezado de esta columna, Trump sí representa un peligro para el exterior, pues viene a moldear el mundo a su conveniencia y en favor de Estados Unidos. Todos estos cambios que pretende ejecutar son como un golpe a la mesa que responde a dos factores: una agenda meramente nacionalista y el deseo por demostrar internamente que Estados Unidos sigue siendo fuerte, un referente internacional y el lider supremo del mundo libre. Trump usa a la perfección la famosa frase: “no hay mejor política interior que la exterior”.