Opinión

Octubre, mes del vino mexicano

Por: Sandra Fernandez

Este pasado mes de octubre en todo el país se desarrolló una campaña para promover el vino hecho en Mexico.  Se suman esfuerzos desde muchos ámbitos para lograrlo; productores, distribuidores, restaurantes, bares, hoteles dirigidos por el Consejo Mexicano Vitivinícola y la CANIRAC.

Muchos son los factores coyunturales por los que está pasando la industria vitivinícola mexicana; mayor inversión privada, aumento en los jugadores del sector productivo, mayor accesibilidad de los productos, métodos comprometidos y sustentables con el medio ambiente, apertura en la oferta y diferenciación, ampliación de los canales de distribución. Estamos también ante un consumidor cada vez más exigente, observador y conocedor.  Lo cierto es que los mexicanos estamos orgullosos de beber vino mexicano. Lo compramos, lo ordenamos, lo regalamos y lo presumimos. Llegar a este momento, donde somos capaces de defender nuestra propia industria vitivinícola y sentirnos orgullosos de ella, es gratificante.

México produce vinos con estilos tan variados como lo son las tierras y los microclimas de sus diferentes regiones. Hoy más de una docena de estados producen vinos tan diversos como la filosofía de cada bodega y la personalidad de cada enólogo. Tenemos libertad y la posibilidad infinita de crear al no estar bajo un marco jurídico como el que dictan las denominaciones de origen de otros países. 

Enólogos, viticultores, consultores, propietarios-inversionistas; algunos creadores y artistas, otros intérpretes, otros técnicos, otros más rescatistas, compartiendo tres aspectos focales: geografía con posibilidades, una demanda boyante y la magia de poseer libertad de expresión.  No hay reglas, hay permisos y cada uno asume su propia interpretación. El mercado ha madurado. México produce vinos para toda ocasión. Se está atendiendo una demanda abierta en diferentes canales y atendiendo diferentes presupuestos. Esto último es sano y esencial para que la cultura del vino y del buen beber permeé hacia todos los estratos económicos del país.  Hacer el vino accesible no solo en precio sino en puntos de venta es primordial para una integración social, yo le llamo la democratización del vino mexicano y hacia ahí debemos.

@sandra_vinos

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