Gastronomía

Consumir durazno ayuda a prevenir el cáncer, Alzheimer y calambres

Originario de China, el durazno ha sido considerado un símbolo de longevidad e inmortalidad. Se estima que su llegada a México se produjo durante la conquista española, momento en el cual comenzó a cultivarse en los jardines de la nobleza durante un periodo de tres siglos. En 1927, el cultivo de durazno comenzó a comercializarse de manera más amplia, lo que propició un incremento significativo en su consumo y en la oferta disponible en mercados tanto nacionales como internacionales.
Este alimento destaca no solo por su sabor, sino también por su adaptabilidad en diversas recetas culinarias. Es un ingrediente versátil que se utiliza en ensaladas, postres, mermeladas y jugos.

¿Cuáles son los beneficios del durazno?
De acuerdo con el Poder del Consumidor, el durazno es un alimento que contiene potasio, vitamina A, vitamina C, ácido fólico y calcio, lo que lo convierte en una opción nutritiva.
Su alto contenido de fibra facilita la digestión y contribuye a prevenir problemas de estreñimiento. Gracias a su riqueza en potasio y bajo contenido de sodio, este fruto apoya con el control de la presión arterial y puede ser útil en la prevención de enfermedades cardiovasculares.


Adicionalmente, las cantidades significativas de vitamina A presentes en el durazno favorecen la salud dental, de los tejidos y de los huesos, además de ayudar a prevenir la aparición de problemas en los ojos.
Además, se ha demostrado que con su consumo se previenen enfermedades respiratorias y degenerativas, como el cáncer y el Alzheimer, así como a proteger la piel.
Según información del gobierno de Mendoza, Argentina, este fruto también es efectivo en la prevención de calambres y fatiga muscular, lo que la convierte en una opción ideal para quienes realizan actividad física.

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