La rapera Nicki Minaj, originaria de Trinidad y Tobago, fue detenida el pasado sábado 25 de mayo en el aeropuerto internacional de Ámsterdam-Schiphol. La policía militar la arrestó bajo la sospecha de posesión de drogas blandas. Según relató la propia artista en su cuenta de X (antes Twitter), pasó “cinco o seis horas sentada en una celda” antes de ser liberada tras pagar una multa.
Minaj, explicó en un video publicado durante el incidente que las drogas encontradas no le pertenecían. Luego de un registro exhaustivo de su equipaje y tras la consulta con el fiscal, se le permitió continuar con su viaje una vez aceptada y pagada la sanción, que fue impuesta a su nombre.
La detención ocurrió tras su actuación la noche del jueves en la capital de Países Bajos. Nicki Minaj tenía previsto trasladarse a Mánchester para un concierto programado para unas 20,000 personas el sábado, pero debido a su detención y posterior liberación a medianoche, el evento tuvo que ser cancelado.
En un mensaje dirigido a sus seguidores, Minaj expresó su frustración: “Tuvieron éxito en su plan de no dejarme subir al escenario esta noche. Logré llegar a la raíz de todo grabándolos y publicando [en redes sociales] todo en tiempo real. Tengo muchísimas pruebas en vídeo. Haré que los abogados y Dios se encarguen de aquí”. La rapera sugirió que el incidente fue un intento de boicotear su éxito.
