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Intensa la lucha para salvar a animales en el devastado sur de Brasil

En el estado brasileño de Rio Grande do Sul, los socorristas voluntarios desempeñan un papel esencial no solo en el rescate de personas atrapadas por las inundaciones, sino también en el salvamento de animales afectados por la catástrofe.

El rescate de “Caramelo”, un caballo que permaneció sobre el techo de una construcción inundada durante varios días, conmovió a toda la comunidad y se volvió viral en las redes sociales.

En la zona del viejo Gasómetro de Porto Alegre, se estableció uno de los principales centros de operaciones para el despliegue de lanchas y el desembarque de evacuados. Muchas personas llegan con sus mascotas, envueltas en toallas, después de días de estar mojadas y sin alimento.

La mayoría de los animales rescatados provienen de El Dorado do Sul, una ciudad cercana completamente devastada por las aguas del desbordado río Guaíba. Esta tragedia ha dejado más de 130 muertos y más de dos millones de personas afectadas en la región agrícola de Brasil.

Se ha establecido un “hospital de campaña” para recibir a los animales rescatados, donde se les brinda atención médica, alimentación y se intenta encontrar a sus dueños a través de fotografías que se publican en internet.

Los voluntarios, identificados por sus nombres y funciones, trabajan incansablemente para atender a los perros, gatos, conejos, gallinas, cerdos y caballos que llegan al lugar. Si los dueños no aparecen, se trasladan a los animales a refugios temporales, donde pueden ser reclamados o adoptados.

Los caballos son tratados por especialistas en equinos y transportados a universidades que ofrecen sus instalaciones provisionalmente.

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En un estacionamiento de un centro comercial cercano, se ha habilitado un refugio temporal para albergar a alrededor de 200 perros rescatados, donde se les proporciona comida, agua y atención médica. Algunos animales juegan con sus cuidadores, mientras que otros muestran signos de agotamiento después de la traumática experiencia.

Los voluntarios, como Fernanda Ellwanger de Lima, trabajan arduamente para brindar visibilidad a la causa animal y promover la idea de que la vida de los animales también tiene valor en la sociedad.

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