Un nuevo episodio eruptivo se ha desencadenado en el suroeste de Islandia, apenas unas semanas después de otra erupción en la misma región, generando un nuevo riesgo para los residentes de la localidad de Grindavík.
El Comisionado Nacional de Policía de Islandia emitió una orden de evacuación para los habitantes de este pueblo pesquero, que ya había sido evacuado en noviembre, luego de que se abrieran fisuras volcánicas en las carreteras circundantes.
Tras la erupción, se elevó el nivel de alerta y se desplegó un helicóptero de la Guardia Costera islandesa para monitorear la situación, en respuesta a un terremoto reportado horas antes por la oficina meteorológica de Islandia.
#ÚltimaHora 🔴| Un volcán entró en erupción al suroeste de #Islandia, luego de los terremotos que se registraron en la península de Reykjanes.
— El Momento (@ElMomentoOfic) January 14, 2024
Esto ha generado un nuevo riesgo para los residentes de una ciudad cercana.#erupción #volcán #Islandia #Reykjanes
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Grindavík, ubicada a unos 70 kilómetros al suroeste de Reykjavík, la capital de Islandia, fue evacuada previamente debido a una intensa actividad sísmica que culminó en una erupción volcánica dramática, expulsando lava y columnas de humo.
La ciudad alberga la famosa Laguna Azul de Islandia, una atracción turística conocida por sus aguas geotermales.
La Agencia de Protección Civil anunció que la orden de evacuación se mantendrá durante las próximas tres semanas, con excepciones limitadas para autoridades y residentes que necesiten acceder por períodos cortos para asuntos oficiales o recuperar objetos de valor.
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La decisión de evacuación se basó en la evaluación de peligros que indicaba un mayor riesgo asociado con las fisuras volcánicas.
El magma alcanzó niveles similares a la erupción anterior en diciembre, pero con la posibilidad de una migración más al sur, amenazando la ciudad de Grindavík.
Islandia, con 32 volcanes activos, se encuentra en el límite de placas tectónicas, y las erupciones son eventos relativamente comunes.
A pesar de esto, la mayoría ocurre en áreas remotas. Los expertos no anticipan que este último episodio genere el mismo caos que la erupción del volcán Eyjafjallajökull en 2010, que afectó el tráfico aéreo debido a una nube de cenizas que amenazaba los motores de los aviones.